EL PODER DE LOS DISCURSOS

¿Quién fue José Rafael Videla?


JOSÉ RAFAEL
VIDELA

José Rafael Videla fue un teniente general que gobernó la Argentina durante los años 1976- 1981, en el que fue denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, a partir del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 que derrocó a la Presidenta María Estela Martínez Perón. Fue el gobernante de la primera de las tres Juntas Militares que estuvieron presentes entre 1976 y 1983. A la par, del 27 de agosto de 1975 al 31 de julio de 1978, fue Comandante en Jefe del Ejército Argentino.






Discursos de Videla 

En una conferencia que dio José Rafael Videla en 1979, pronunció una frase:Ni muerto, ni vivo, está desaparecido”. Como se ve, trata a la víctima en términos de incógnita, carente de identidad, inexistente; por lo tanto, como si al fin y al cabo esa persona no hubiera existido en ningún momento sobre la faz de la Tierra. En el discurso, llama la atención su frialdad, su talante calculador y cínico, siendo –como era su autor- el presidente de la Primera Junta Militar Argentina; en definitiva, el máximo dirigente del país, con pleno conocimiento de hasta qué punto se estaba llevando a cabo el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional”. Y como se demostró en los Juicios contra las Juntas Militares, en 1985, y en otros que posteriormente se tramitaron, Videla había sido responsable de delitos de lesa humanidad y tenía pleno conocimiento de situación de los desaparecidos”, aquellos que para él no existieron nunca.

JUICIO A LAS JUNTAS MILITARES








Correlación entre la política y la religión

Resulta llamativo que Videla se escude, en muchos de sus discursos, en la visión cristiana de los Derechos Humanos”, por todos los actos criminales que cometieron. Hace uso de la religión como justificación de dichos hechos. No es la primera vez que un dirigente dictatorial o de un país se ampara en la Iglesia para perpetrar y justificar los crímenes; o que la Iglesia sea partícipe o cómplice directa del sistema represivo que se implanta en el país, como por ejemplo en España durante la Guerra Civil (1936-1939) y la posterior dictadura franquista (hasta 1975), que ofreció apoyo y colaboración a Franco a cambio de su protección, primero frente a los republicanos y, posteriormente, contra los opositores al régimen. Es uno de muchos ejemplos que pone de manifiesto la relación entre la vida política y las instituciones religiosas. En la Argentina, el propio Videla afirmó que el sistema religioso hace su trabajo, que es el de predicar como pastores que son, sin crearles situaciones insostenibles. Es obvio que el seno de la cúpula de la Iglesia Católica de Argentina dio apoyo rotundo al Golpe militar para derrocar a María Estela Martínez Peron, y que el propio magnatario mantuvo muy buenas relaciones con personas destacadas de aquella Iglesia.

Sin duda, los discursos de Videla y el papel de la Iglesia católica en Argentina fueron elementos muy significativos para provocar con sus palabras y acciones que planeara sobre la sociedad un relato en el que muchas personas llegaron a creer; también, que el miedo se apodere de una parte de la sociedad; y que se intente -y en parte, se consiga- someter durante un tiempo a esta. Sin embargo, todo ello no sería suficiente si, al lado de Videla o de la Iglesia, no hubiera otros -acólitos suyos- que lo ejecutaran obedientemente, creyendo firmemente -cuesta creerlo- que lo que hacían era lo correcto, y aún, a día de hoy, mantienen que lo que hicieron fue bueno para la sociedad argentina. ¡Parece mentira semejante alienación y complicidad con la dictadura cruel!


Reflexión

Esto de los discursos políticos sucede hoy en día también. Muchas personas andan detrás de políticos, idolatrándolos, como si fueran auténticos dioses, se les defiende a toda costa y en lo que menos se piensa es en si lo que ha dicho es viable o tan siquiera la realidad; y se deja de lado que esta está conformada por un punto de vista subjetivo, a partir de la mirada de cada una de las personas, pero ni tan siquiera muchas veces se valora el contenido del discurso.

Toda esta clase de discursos gozaban y gozan de prestigio por razón de la persona que los pronunciaba y pronuncia; y más aún, por el ámbito del cual provienen. Hoy en día llegan incluso a más personas y con un contenido más distorsionado, por la facilidad de difusión de los mismos a través de la radio, la televisión, las redes sociales, la prensa (on line o en papel), etc; las personas que los difunden han llegado a distorsionar mucho más los discursos políticos y de cualquier otra índole.

Este es un punto de inflexión, que demuestra que la historia se repite, que en el pasado, durante una de las tantas dictaduras que sufrieron en diferentes momentos de la historia distintos países (Chile, Alemania, España, Paraguay, etc.), el poder del discurso, político, eclesiástico, científico, jurídico, o de otro ámbito, goza de prestigio por la persona que lo pronuncia o por la posición social predominante de su autor. Se cree, muchas veces de manera irreflexiva, en lo que dice. No; la sociedad, que repite estos errores está condenada a repetir la historia una y otra vez. Por ello, seamos cautos a la hora de escuchar y dar por cierto el contenido de discursos de cualquier índole.

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